En 2007, al conmemorar un siglo de la matanza obrera, la Universidad Arturo Prat de Iquique organizó un encuentro de historiadores cuyas presentaciones se seleccionan en el presente libro.
Editado por Pablo Artaza Barrios, Sergio González Miranda y Susana
Jiles Castillo, A Cien Años de la Masacre de Santa María de Iquique
(LOM, 2009) se plantea, en muy resumidas cuentas, como un “intento de
regresar a ese momento fatídico y completar un ritual inconcluso”, según
se lee en el prólogo. “De este modo se restituye el sacrificio que
realizaron los caídos en la Plaza Montt, para que no sea olvidado y sea
comprendido desde todos sus ángulos, sin ánimo de revancha ni de
apologías extemporáneas”.
El libro se compone de cuatro capítulos y uno de ellos está dedicado a
la semblanza de los protagonistas del hecho histórico.
No puede faltar
ahí un perfil a Antonio Ramón Ramón, escrito por Igor Goicovic, del
Departamento de Historia de la Universidad de Santiago, donde aborda la
figura del inmigrante español que intentó dar muerte al general Roberto
Silva Renard, responsable inmediato de la matanza de obreros en la
escuela Santa Maria de Iquique, entre los que se contaba el medio
hermano de aquel, Ramón Vaca.
En su estudio, que reproducimos en esta sección, Goicovic señala un
contraste a partir del siguiente hecho: “Es sin duda paradojal que este
obrero español, alejado de todo activismo político y social, y por el
contrario, incluso asequible y sumiso ante los requerimientos
patronales, haya en un momento de su vida cogido una daga e intentado
ejecutar al responsable de una de las matanzas obreras más brutales de
este siglo”.
La contraparte está dada por el perfil al general Silva Renard,
escrita por el investigador de la Universidad Diego Portales Alberto
Harambour, para quien Silva Renard “no era sino el eslabón más nombrado
de la cadena de mando, carne de cañón y ametralladoras, cráneo de puñal:
su individuación servía más para baldón eterno que para proyecto
político”.

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